¿Qué es el cannabis?
El cannabis es una droga que se extrae de la planta Cannabis sativa, con cuya resina, hojas, tallos y flores se elaboran las drogas ilegales más consumidas en España: el hachís y la marihuana. Sus efectos sobre el cerebro son debidos principalmente a uno de sus principios activos, el Tetrahidrocannabinol o THC, que se encuentra en diferentes proporciones según el preparado utilizado:
- Marihuana: obtenida de la trituración de flores, hojas y tallos secos.
- Hachís: elaborado a partir de la resina almacenada en las flores de la planta hembra.
- Aceite de hachís: resina de hachís disuelta y concentrada.
El THC
El THC, principal principio activo del cannabis, es una sustancia muy soluble en grasa que llega rápidamente al cerebro, en donde se acumula y del que se elimina muy lentamente.
El THC tiene una vida media aproximada de una semana, lo que significa que, una semana después de consumirlo, el organismo no ha conseguido eliminar más que el 50%. Aunque una persona sólo consuma los fines de semana, no habrá tiempo suficiente para que se elimine completamente y se irá acumulando en su cerebro, produciendo varios de sus efectos.

¿Cómo se consume?
Suele consumirse fumándolo, sin embargo también puede ingerirse. Suele liarse en cigarrillos con tabaco, recibiendo diversas denominaciones que cambian con el tiempo: porro, canuto, peta, joint, etc. Con menor frecuencia se fuma en mini-pipas o se ingiere directamente.
Al consumirse fumado,sus efectos pueden sentirse casi inmediatamente y duran entre dos y tres horas.
Por vía oral la absorción es más lenta y sus efectos aparecen entre la media hora y las dos horas, pudiendo durar hasta 6 horas.
¿Qué efectos produce?
- Relajación.
- Ataques de risa.
- Falta de coordinación motora y la sensación de que todo transcurre de forma pausada.
- Alteración de la percepción de la realidad. El espacio y el tiempo se distorsionan.
- La mente divaga. Es difícil mantener la concentración aunque puede aumentar la creatividad.
- Boca seca, garganta irritada, ojos rojos y vidriosos.
- Puede producir lagunas de memoria, bajones de tensión y malestar.
- Aumento del apetito.
- Sensibilidad extra.
- Ansiedad y paranoias.
¿Qué consecuencias tiene?
- Disminución del rendimiento y de la capacidad de memoria.
- Dependencia. (7-10 % de los que lo prueban).
- Desmotivación. Actividades que normalmente eran interesantes dejan de tener atractivo.
- Puede facilitar la aparición de brotes psicóticos.
- Esquizofrenia.
- Estados anímicos alterados con muchos altibajos.
- Daño pulmonar y problemas respiratorios.
- Produce dependencia psicológica y síndrome de abstinencia como ansiedad, insomnio e irritabilidad.
- Desarrollar una adicción*
*Según la OMS la adicción es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación.
El consumo habitual provoca una serie de daños orgánicos y psicológicos:
- El hecho de fumarse sin filtro, aspirando profundamente el humo, reteniéndolo en los pulmones y apurándolo hasta el final, favorece enfermedades como la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar o el cáncer de pulmón. Además, su efecto broncodilatador potencia la absorción de sustancias tóxicas.
- Altera el sistema cardio-circulatorio, provocando taquicardia, por lo que las personas con hipertensión o insuficiencia cardiaca pueden sufrir un empeoramiento de su sintomatología.
- Aumento de la incidencia de depresiones y psicosis por el consumo crónico de esta sustancia.
El impacto psicológico del consumo de cannabis tiene una especial relevancia, dado que quienes lo utilizan principalmente son los jóvenes. Provoca dificultades para estudiar, al disminuir las funciones de atención, concentración, abstracción y memoria, obstaculizando, por tanto, el aprendizaje. Puede causar reacciones agudas de ansiedad y, en personas con predisposición a padecer trastornos mentales, puede provocar la aparición de estos trastornos o agravar los que ya se padecen.
Cada vez hay más datos que demuestran el efecto perjudicial del consumo de cannabis asociado a la conducción de vehículos, especialmente si se combina con alcohol, lo que hace que aumente el riesgo de accidentes.
El cannabis actúa sobre el sistema de gratificación y recompensa cerebral de la misma forma que lo hacen otras drogas, a través del estímulo de la liberación de dopamina. Por eso, el consumo continuado de cannabis produce adicción. La adicción aparece entre el 7 y el 10 % de las personas que lo han probado y en 1 de cada 3 de los que lo consumen habitualmente.
Y además…
Su consumo suele venir acompañado de bajo rendimiento académico y/o laboral, pérdida de amistades, aislamiento de entornos positivos, crisis familiares, abandono de hábitos de higiene, problemas legales y/o judiciales, disminución de la capacidad de reacción que provoca por ejemplo, accidentes de tráfico…
¿Qué es el sistema cannabinoide?
El sistema cannabinoide endógeno es un sistema propio de nuestro organismo que realiza funciones relacionadas con el comportamiento, el aprendizaje, la gratificación, la ingesta de comida, el dolor y las emociones, entre otros. Cuando se consume cannabis, se activa este sistema de forma externa y artificial y se alteran muchas de las funciones que desarrolla. A dosis pequeñas el efecto es placentero, mientras que a dosis altas puede producir cuadros de gran ansiedad.
Inmediatamente tras el consumo se produce lo que se llama «borrachera cannábica«, con sequedad de boca, enrojecimiento ocular, taquicardia, descoordinación de movimientos, risa incontrolada, somnolencia, alteración de la memoria, de la atención y de la concentración.
El sistema cannabinoide desempeña un papel fundamental en el área de la memoria y hace que, de forma natural, nos acordemos más de lo agradable que de lo desagradable, ayudando a eliminar aquellos recuerdos que produjeron un impacto negativo en nuestras emociones. Cuando se sobreactiva por el consumo de cannabis se olvida todo, y es más difícil recordar cualquier acontecimiento ocurrido. Por otro lado, el sistema cannabinoide controla la atención y la percepción. También se encuentra implicado en la regulación de la actividad motora, lo que explica que el consumo de cannabis produzca una disminución del nivel de actividad y mayor dificultad en la coordinación de movimientos.
El potencial terapéutico del cannabis ha sido revisado ampliamente en numerosas publicaciones científicas. Existe evidencia científica para su uso terapéutico en el caso de las náuseas y vómitos secundarios al tratamiento con antineoplásicos, la pérdida de apetito en Sida y cáncer terminal y el tratamiento del dolor neuropático en la esclerosis múltiple.
Cannabis y Psicosis
El consumo de cannabis puede dar lugar a varios tipos de trastornos mentales, entre los que se incluyen los trastornos psicóticos. Su consumo aumenta más de cinco veces el riesgo de padecer psicosis a lo largo de la vida. Cuanto antes se comienza a consumir y más frecuente es el consumo, mayor es el riesgo.
Situaciones de especial riesgo
Todo consumo implica un riesgo pero éste es mayor en algunas circunstancias:
Cannabis y rendimiento escolar
El consumo de cannabis durante la adolescencia se asocia con dificultades escolares, peores notas, menor satisfacción escolar, actitudes más negativas hacia la escuela, aumento del absentismo, abandono de los estudios y fracaso en la formación profesional y en los estudios universitarios.
Síntomas de que hay un problema de abuso o adicción
Y también:
Cambio brusco en el cuidado y aseo personal, trastornos del sueño con insomnio y/o pesadillas y temblores, pérdida de peso o apetito excesivo, disminución del rendimiento escolar o abandono de los estudios, aislamiento físico, tendencia a aislarse en su habitación, disminución de la comunicación verbal y afectiva, empobrecimiento del vocabulario, abandono de aficiones e intereses, cambios bruscos de humor, pérdida de responsabilidad.
¿Qué hacer ante la sospecha o evidencia de consumo?
Cuando un ser querido comienza a tener problemas o ya ha desarrollado una adicción necesita mucha ayuda de su entorno. Debido a la naturaleza propia de la enfermedad es muy probable que la persona afectada no se dé o no se quiera dar cuenta de que tiene un problema. En general, el diálogo es una herramienta clave para afrontarlo.
Ante la sospecha
Cuando el padre o la madre o cualquiera sospecha que su hijo o su hija, un familiar o alguna persona próxima, consume drogas o está llevando a cabo conductas que podrían desembocar en algún otro tipo de adicción debe mostrarse comprensivo pero firme. Existen cosas que podrá hacer y otras que no:
Ante la evidencia de consumo
Cuando sea evidente, pida consejo a su médico de familia o acuda a un centro especializado. Debe saber que hay una serie de cosas que usted puede hacer y otras que no conviene que haga.
Existe tratamiento
En la actualidad, todas las adicciones son consideradas como una enfermedad que requiere un tratamiento multidisciplinar y personalizado.
Ante cualquier problema relacionado con las adicciones se aconseja acudir a un centro de tratamiento específico directamente, o bien solicitar ayuda a los profesionales de atención primaria que evaluarán cada caso y derivarán al centro que proceda.
MITOS Y REALIDADES SOBRE EL CANNABIS
Mito
Es un producto inofensivo para la salud, ya que es un producto natural. Es una droga ecológica, es la sustancia de la paz y el relax.
Mito
Los jóvenes consumen cannabis porque está prohibido: si se legalizara se consumiría menos.
Mito
El cannabis tiene efectos terapéuticos, por lo que no debe ser malo fumarse un porro de vez en cuando.
Mito
El consumo de cannabis puede controlarse ya que no produce adicción.
Mito
Fumar cannabis resulta menos perjudicial que fumar tabaco.
Información sobre adicciones
Nuestro bloque de prevención incluye además información sobre cannabis, cocaína y juego