Ojalá que cuando todo esto pase …

«Ojalá que cuando todo esto pase sigamos aumentando nuestra mirada de preocupación hacia el fenómeno del botellón en los jóvenes. Más aún, ojalá que cuando todo esto pase sigamos con esa mirada de preocupación hacia los usos y costumbres del alcohol en nuestra sociedad, más allá de si son jóvenes o si lo hacen en la calle en tiempos de pandemia o molestando a un gran número de vecinos.

Vaya por delante que estamos absolutamente volcados en la prevención del contagio y que allá donde nuestro alcance llega ponemos nuestro grano en que se cumplan las medidas sanitarias frente al sars-cov-2 a rajatabla. Cuestión no fácil por otra parte cuando los efectos de sustancias psicoactivas han hecho su labor y que nos hacen incrementar nuestros esfuerzos en este sentido desde aquellos primeros días de confinamiento y hasta la fecha.

Sin embargo, la situación de COVID19 no ha descubierto un fenómeno que no existiera antes como es el consumo de alcohol en jóvenes y en grupo. Quizás sí nos despierte las alarmas por una cuestión de aglomeración y salud pública. Quizás sí lo miramos más porque es visible en plena luz del día. Es lógico y normal. Pero  no es menos lógico y normal que en AMAT llevemos mucho más tiempo alertando por el aumento creciente del acceso de menores y jóvenes al alcohol como figura de evasión y/o divertimento. El valor que en nuestra sociedad otorgamos al alcohol cobra especial relevancia en tiempos de crisis sociales, personales y donde siempre que hay procesos de incertidumbre y cambios, las adicciones encajan a la perfección.

La adolescencia es por definición un proceso de cambios físicos, psicológicos y sociales donde existe un mayor riesgo y vulnerabilidad frente a la adicción. Cambios de adolescencia que ahora se suman al contexto social y sanitario que nos afecta, pero que no nos han traído nada nuevo aunque la pandemia visible nos haga poner el foco en una situación hacia la que quizás debiéramos haber mirado más.

La encuesta escolar sobre drogas en Cantabria de 2018, cuando ni siquiera sabíamos que era un coronavirus, ya arrojaba unos datos que ponían de manifiesto el problema que teníamos encima con jóvenes de entre 14 y 18 años. Datos, por cierto, en personas que por edad legal no pueden teóricamente tener acceso al alcohol.

(…) “El alcohol es la sustancia psicoactiva más extendida entre los estudiantes de enseñanzas secundarias de 14 a 18 años. En Cantabria, el 77,4% ha consumido bebidas alcohólicas en alguna ocasión en su vida, y aproximadamente 6 de cada 10 alumnos (58,7%) admite haber tomado alcohol recientemente, en los últimos 30 días”(…)  Así reza el primer párrafo de prevalencia de dicha encuesta oficial del PNsD. Una prevalencia cántabra muy similar a la media nacional. Un problema social que afecta por igual a ambos géneros y que va más allá de nuestras fronteras, y que va más allá de un contexto de pandemia.

Diríamos más. Con las adicciones existe un fenómeno creciente en forma de pandemia silenciosa que debe aunarnos a decenas de sectores en la búsqueda de soluciones que pongan el foco en “vacunas sociales y sanitarias” para dar respuesta eficaz a los problemas generados por las conductas adictivas, ya sea el alcohol, el cannabis o el juego.

Ojala que cuando todo esto pase no perdamos de vista que el botellón es en sí mismo un problema de salud pública, exista o no el riesgo de contagio por el COVID19, pues nos queda mucho trabajo por hacer y se necesitan muchos medios parta afrontar un problema que veníamos teniendo y que esta situación no ha hecho más que destapar. La prevención en adicciones es una inversión fundamental que debemos seguir haciendo.

AMAT, con el apoyo de muchas instituciones, administraciones y colectivos, va a seguir encabezando este reto con nuestras humildes posibilidades, pero ojala que cuando todo esto pase… seamos muchos más los que nos involucremos en combatir la raíz del problema en nuestra sociedad presente y futura».

adolescentes, alcohol, artículos, prevencion

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